miércoles, 26 de marzo de 2014

El Gregario: Un héroe anónimo detrás de los triunfos

(Por Albamo)


Es difícil encontrar dentro del mundo del deporte (y en particular del ciclismo), una actividad tan valiosa y a la vez desestimada por la mayoría de los aficionados como es la del gregario. Se trata generalmente de pedalistas con grandes condiciones pero que por diferentes circunstancias no han logrado llegar a la cima de la pirámide y se tienen que resignar a formar parte del andamiaje sobre el que se edifican las grandes o pequeñas victorias de sus jefes de filas. 

Esta ingrata labor es el común denominador que tienen que afrontar la casi totalidad de los recién llegados al pelotón, y su capacidad para afrontarla puede convertirse en la diferencia que los descalifique para siempre, los convierta en gregarios de lujo o los catapulte a la cima de un deporte donde la élite está conformada por un reducido número de estrellas, que llegaron allí gracias a sus excepcionales condiciones y al trabajo ignoto y siempre efectivo de estos obreros del deporte del pedal y las bielas.

Grandes campeones comenzaron como gregarios.  Induraín lo fue de Delgado
¿Pero que es un gregario?, ¿Cuál es esa labor tan especial que los convierte en elementos esenciales dentro de cualquier equipo de ciclismo?

El gregario es un ciclista que debe tener unas condiciones especiales, tiene que ser fuerte, generoso en sus esfuerzos, libre de egoísmos y estar dispuesto a dejar el alma en la carretera en favor de su líder.

Gregario cargando bebidas para sus compañeros
Las labores que desempeña en un día son múltiples: bajar al fondo del lote para recoger los alimentos de sus compañeros, ponerse al frente y perseguir las fugas peligrosas, formar parte del tren e impulsar a los compañeros más aptos para el esfuerzo final de un sprint, estar pendiente del jefe protegiéndolo del viento y minimizándole sus esfuerzos, acompañarlo y tratar de regresarlo al lote cuando se queda, incluso proporcionarle sus ruedas si fuese necesario. Al terminar su agotadora jornada debe irse a descansar, para recobrar las fuerzas que le permitan al día siguiente continuar con su titánica labor. 

Rafael Niño revolucionó el ciclismo en Colombia
El trabajo de equipo y la eficiente utilización de los gregarios fueron desconocidos en los primeros años de nuestro ciclismo. El regreso al país de Rafael Antonio Niño en 1975 después de una anodina participación en la Jolly Ceramica, puso patas arriba el parroquiano ciclismo criollo, el “Niño de Cucaita” no llegó solo, junto con sus maletas trajo una serie de conceptos que revolucionaron la forma de afrontar las carreras, principalmente que los equipos tenían un líder y los demás eran gregarios a su servicio, quienes debían cumplir con el objetivo primordial de luchar por él, sacrificando las ambiciones personales.

Una década después, se producía la primera oleada de ciclistas colombianos hacia Europa, algunos tuvieron que volver con más pena que gloria, sus ilusiones chocaron con la dura realidad del ciclista que comienza: ser gregario no era la idea que tenían en mente cuando iniciaron el viaje y muchas prometedoras carreras se truncaron en el camino. Los que se quedaron en el viejo continente afrontaron su destino en el papel de gregarios y unos pocos escogidos lograron incluso liderar sus equipos en las grandes vueltas.

Victor Hugo Peña, Líder del tour, cumpliendo
funciones de gregario para Armstrong
Dentro del numeroso grupo de ciclistas colombianos que han desempeñado a cabalidad su labor de gregarios en Europa, podemos nombrar a algunos que fueron piezas vitales en la obtención de importantes victorias para sus equipos: Martín Cochise Rodríguez, Abelardo Rondón, Hernán Buenahora y Víctor Hugo Peña, quien incluso siendo líder del Tour de Francia, no olvidó ni por un instante el rol que debía cumplir.

Chris Froome atento a apoyar a su líder Wiggins,
 pese a que se mostraba más fuerte escalando.
que mostraba mejor forma que 
En no pocas ocasiones, un gregario puede mostrarse más fuerte que su líder, como la imagen que muestra a Froome en el Tour 2012, más fuerte en la montaña que Wiggins, pero que trabajó para defender su camiseta amarilla.  En ese tour resultó una buena táctica (Terminaron 1° y 2° al final), pero una táctica similar resultó mala en la vuelta a España 2011, cuando perdieron la carrera contra Juanjo Cobo.

La gloria del gregario no es la suya propia, esta lejos del festejo y las flores, las victorias ajenas son el objetivo y su recompensa es la certeza del deber cumplido, es el héroe anónimo que la afición no aclama y la base en la que están soportados los grandes triunfos.